El nuevo mundo transparente
Hay una serie de condenas anticipadas en los medios de comunicación sin que los Papeles de Panamá sean de conocimiento público. Sólo conocemos las conclusiones encontrados por un selecto grupo de “periodistas investigadores” que obtuvieron informaciones de un hacker anónimo. A pesar de la escasez de informaciones verificables, hay consecuencias graves para las personas implicadas e incluso unas víctimas colaterales.
Se estigmatiza a la firma de abogados panameña Mossack Fonseca de ser cómplice de evasores de impuestos. Esta firma se dedica a la constitución, venta y representación legal de sociedades. Es un servicio comúnmente ofrecido por muchos abogados corporativos en el mundo.
El representante legal de una sociedad por acciones panameña por lo general no está involucrado en los negocios de la compañía. Se limita a tareas formales y administrativas. A veces ni siquiera conoce los accionistas ya que las acciones al portador panameñas permitieron un cambio anónimo de los dueños de la compañía hasta la entrada en vigor de una reforma legislativa en enero de 2016.
Algunos medios de comunicación aprovecharon el escándalo para acusar de corrupción al presidente ruso Vladimir Putin aunque los Papeles de Panamá no lo mencionaron en ninguna parte. Uno de los dueños de la firma de abogados panameña es acusado de ser “el hijo de un Nazi de la Waffen SS”. Es una grave acusación y no tiene nada que ver con los papeles de Panamá pero aunque esto fuera cierto el señor no tendría la culpa de los actos de su padre.
Poco se discute de los pro y los contra de las compañías offshore y su función en el sistema financiero internacional sino se sataniza a todos los que tuvieron algún vínculo con este tipo de compañías. Algunos políticos europeos incluso están exigiendo la prohibición global de las compañías offshore en pleno desconocimiento de la soberanía nacional de otros Estados de tener su propio derecho corporativo.
Estamos asistiendo a una tendencia global de “transparencia” en contra de los llamados paraísos fiscales. Los países industrializados necesitan recursos porque sus finanzas y sistemas sociales están sufriendo por el cambio demográfico y la competencia de las economías emergentes.
A través de las organizaciones internacionales como la Ocde buscan imponer sus estándares sobre países considerados paraísos fiscales. La Ocde ha venido ejerciendo una presión enorme sobre Panamá y otros países para que se adhieran a un tratado multilateral de intercambio automático de información financiera, suscrito en 2014 por más de 50 Estados, entre ellos Colombia.
Cada vez será más difícil blindar su patrimonio de la autoridad tributaria en el país de origen. Un indicio de los nuevos tiempos es la ley americana Fatca. Esta ley obliga a todos los bancos en el planeta de reportar a la autoridad tributaria de Estados Unidos la apertura de una cuenta para un ciudadano americano.
En el futuro toda la información financiera de los ciudadanos fluirá vía Internet entre los Gobiernos Nacionales. Lo que no se reporta, un hacker lo publicará y los medios de comunicación dictarán su sentencia. ¿Es este el mundo transparente que queremos lograr?